Durante los últimos años, músicos y bandas de diversos países y estilos han comenzado a hablar cada vez más públicamente acerca de un problema que afecta a todos los artistas musicales actualmente: sus ganancias dentro del modelo del «streaming».

El problema parece haberse exacerbado en el año 2020 de la mano de la crisis del Covid-19, cuando las posibilidades de tocar en directo y realizar giras desaparecieron de un momento para el otro. Muchos músicos se dieron cuenta de que el modelo actual de pago de royalties por parte de plataformas de streaming no era justo, y comenzaron a tomar partido.

Lo que comenzó como una movida en ámbitos más relacionados con la música independiente, donde la crisis del 2020 golpeó más duro, se extendió hacia el mundo de la música más «mainstream». Por ejemplo, en el Reino Unido se publicó en abril de 2021 una carta cuestionando a las grandes compañías digitales y a los sellos discográficos por desatender las necesidades de los artistas. La carta fue firmada por grandes nombres, como Kate Bush, Brian Eno y Paul McCartney, entre otros.

La controversia continúa, y plataformas digitales como Spotify o YouTube podrían llegar a verse obligadas a cambiar sus modelos de pago a artistas de la mano de nuevas leyes.